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  • Foto del escritorgraciarjona

De misterios por resolver y de rayos y truenos.

Escribiré en clave, no voy a dar ni el pecado ni el pecador, cada uno tendrá los suyos. El resultado en tus tripas es lo que interesa.

Ayer al subir al coche y comenzar a conducir por la calle desierta a las cuatro de la tarde de julio me visitó, como un rayo de tormenta de verano, un pensamiento que más tarde me vi obligada a analizar. El momento no era el apropiado, el tráfico te tiene que mantener alerta pero no podía dejar de sentir que tenía que analizar lo que me había explotado hacía unos segundos. La mente, tan poderosa, está alerta ante estímulos o tareas interiores que ni tu misma puedes controlar. Era viernes, había gestiones que me atañían. No tenía poder de actuación sobre ellas, son esas cosas que hacen otros y que te van a afectar. Esas cosas que marcan un punto en tu itinerario, has de pasar obligatoriamente por ahí, tu única decisión en este caso es el día que pasarás. Como no somos islas, como vivimos con otros, como todo lo nuestro depende de tantos factores el viernes se decidían dos hitos de mi sendero. Y ahí estaba yo conduciendo mientras mi mente me obligaba a buscar en las señales. Mi subconsciente, (¿o es mi inconsciente?) estaba alerta. Me estaba poniendo a trabajar: "hay que estar preparada para un giro de timón" "¿estás preparada?" " ¿sabes que tendrás que actuar?" Y si, tuve que actuar. Ya nunca sabré quién ha sido el responsable, ya nunca tendré claro si desde las estrellas, que antiguamente trazaban los mapas, movieron el trayecto.

Tras recibir la llamada, ya por la noche, salí a recoger el libro que me va a acompañar estas semanas, el libro llegó para enseñarme a trazar mis sueños, ese reto que siempre olvido. Ya lo pensaré por la mañana. La vibración del trueno de la tarde aún resonaba, "tienes que hacerlo ahora".

Intenté centrarme: ¿dónde estoy ahora? ¿estoy bien? Definitivamente sí. Aquí quiero continuar hasta que otro decida que termina este ciclo o hasta que tiren de mi desde otro destino. Podré esperar hasta el miércoles, ahora la próxima parada es el miércoles. Hasta el miércoles únicamente observar.

El jueves habrá que volver a decidir. Como soy de pensar mientras duermo tengo varias citas en la almohada. Esta mañana, en twitter, he leído esto referido a un hombre de 93 años que vive solo y tiene en cajitas, con un orden exquisito, todas las pastillas que debe tomar: " y ahí es cuando uno demuestra lo grande que eres...no vale llorar. Ni lamentarse. Ante un obstáculo se analiza el problema y se busca una solución eficaz"

Tengo un obstáculo delante, hay que rodearlo o saltarlo y continuar caminando. El que ha tomado la decisión ha realizado una acción que tendrá reacción. En el primer minuto mi respuesta fue la de siempre: "a la mochila"; bendito trueno que me removió para estar alerta y no permitir que otra vez decida otro, quien sea. Con los ecos en mi cabeza y con la calle vacía volvía una y otra vez a mi cabeza la que soy cuando interpreto, esa que otros ven y que yo no encuentro. Esta vez la decisión estará bien o mal, será otro misterio que quedará en el trayecto, escondido detrás de un recodo. Pero una vez que ves que más allá hay un cruce ya sabes que son tus piernas las que van a tomar la acción, las piernas guiadas por el corazón, guiadas por la intuición, por el estómago. El rayo ha iluminado la parte a oscuras, el trueno ha hecho resonar las ideas, llegará la lluvia y abonará la semilla.





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