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  • Foto del escritorgraciarjona

Día 3. Llegada a Zubiri

Está claro que lo de meditar no va conmigo. Ni estando sentada en la postura de flor de loto ni oyendo música relajante ni tan siquiera intentando hacer el esfuerzo ahora. Mi cabeza se niega. Llevo la imaginación a 1000 por hora, pensando en historias de princesas que caminan por el bosque y aparecen ninfas o duendes además de un malvado tirano y a lo lejos se oyen los cascos del caballo del príncipe de sus sueños. Y ya tengo la historia montada. O haciendo un esfuerzo por dejar la mente en blanco me concentro en oír los trinos de los pájaros y entonces se entremezclan los cencerros de los animales que están pastando y monto en un segundo una sinfonía y al ballet ruso danzando por los riscos.

También vienen recuerdos a mi mente de otros viajes y ya empiezo a dudar si el árbol tan fantástico que estoy viendo es uno muy parecido a otro que vi una vez en Asturias o en Huesca o en Ávila y hasta que no encuentro la carpeta dónde lo tenía “ archivado” en mi memoria no paro de dar vueltas. En una de esas suele pasar que se aparece de nuevo por mi pensamiento una princesa, que había sido separada de su familia cuando era niña y ahora es la primera bailarina y se enamora del director de orquesta. Y vuelta a empezar.

Y claro así no hay quien se concentre.

Balance de hoy:

• Dolor de espalda: 90 %

• Dolor de piernas: 95 %

• Saldo en historias: 60 %

• Meditación : 15% .

Y entonces diréis que si he meditado un poquito. En ese 15% si que he pensado en cosas importantes de la vida. Pero todo ha sido por un árbol que estaba caído en medio del camino.



Y durante todo el trayecto he estado imaginando estos árboles como obstáculos. Unos fáciles de sortear, otros ya han sido apartados, los hay que desde lejos parecen que son insalvables y luego pasas por debajo sin tener ni que agacharte.

Pues así están en tu día a día los troncos de árbol. Podrás usar algunos para calentarte, otros para hacer un columpio. Alguna vez tendrás que saltar o agacharte. También puedes verlos pero pasar junto a ellos sin intentar resolver la maraña que tienen, ya que ver los problemas y no acercarte a ellos también es una medida inteligente.

Muchos árboles de gran tronco y frondosas ramas están dando sombra a tu camino. Déjate acompañar por ellos y no permitas que la leña del árbol caído empañe tu andadura.


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