Día 4. (2) De agua y tierra.

Esta hemos paseado por la orilla del Arga. Los de la zona dicen que lleva poca agua y no dudo que sea así pero a mí me ha parecido un río precioso. Para lo poco que entiendo de cauces me ha parecido profundo. El fondo se veía limpiamente lleno de piedras y el agua era de un verde brillante y cristalina. En los saltos se oía con toda la musicalidad que llevan los sonidos repetidos y que tanto me relajan.

Han sido unos minutos notando el frescor, con ganas de que no fuese febrero y poder meterme para que el agua me ayudase a limpiar lo que he venido a dejar.

Pero como el camino es mágico iba pensando en esa sensación de agradable humedad cuando volviendo a la pensión nos hemos parado a hablar con una vecina que, sin yo preguntar, me ha revelado cuál es el problema por el que no medito. Y el problema es precisamente por culpa del agua.

Seguro que ahora estáis sorprendidos. Al igual que yo me he quedado cuando la señora me ha confesado que para ella la mejor parte es desde Burgos a la zona montañosa de León. Precisamente la que menos ganas tengo de hacer. La que he pensado muchas veces en saltarme.

El motivo ha quedado claro en cuanto ha continuado hablando: aquí en Navarra contemplando estos fantásticos bosques voy tan distraída ( eso de imaginar ninfas y duendes) que no me puedo poner a buscar en mi interior. El agua de la que nace esta naturaleza que me tiene cautivada es lo que falta allí por Castilla. Esas largas jornadas por caminos rectos y sin sombra son los que te hacen sacar el máximo partido a tu viaje. Sin tener dónde mirar más que el horizonte recto tienes que volver tus ojos a lo que sea que lleves en ese instante contigo, lo que eres en ese momento.

La que llegará a esos secarrales gracias a este comentario de Menchu será una mujer distinta a la que hoy quería bañarse en el Arga. Esta gallega con domicilio en Larrasoaña me ha hecho cambiar de opinión sobre un trecho del camino que posiblemente no sea el más bonito pero si el más enriquecedor.

Una vez más se muestra que una casualidad puede hacer que cambies de planteamiento. Un comentario, una imagen puede ser suficiente para que el siguiente capítulo de tu historia sea totalmente distinto. Esperaré en la orilla de mi mar de Málaga a que llegue la hora de atravesar la ancha Castilla.