top of page
Buscar
  • Foto del escritorgraciarjona

Marzo

Ha llegado por fin el momento de escribir, casi un mes después de la vuelta, ya terminado el examen del segundo trimestre voy a intentar “meterme en harina” y continuar escribiendo. Lo interesante del asunto y a la vez lo malo (o lo bueno no lo sé muy bien) es que esta que escribe el 29 de Marzo es totalmente distinta a la que dejó un último comentario hace ya días. ¿Y cómo enfrentas ese cambio cuando te ocurre sin darte cuenta? He comprendido que no hace falta viajar para vivir experiencias que te marcaran para siempre. Ha nacido Leo, recién llegados de Navarra, este sobrino me ha llenado de gratitud y alegría. Me ha demostrado que la vida es un milagro, un regalo, una aventura. Lloré feliz cuando lo vi tras los cristales, un llanto sobrecogido por la emoción que traía a flor de piel y que durante tantos meses de espera había estado agazapada entre los pliegues de mi conciencia.

He vivido un mes intenso, muy intenso, he sido mil y una distinta. Dependiendo del día, dependiendo si era de noche o de madrugada, dependiendo de con quien estaba he ido variando. Una cosa no me ha cambiado en casi ninguna ocasión: la paz que sentía. Me he sorprendido muchos ratos con una gran sonrisa en mi cara. Algunas veces ha sido una sensación rara. Ha sido como ir sobre mi propia vida montada en patines. En algunas ocasiones la velocidad daba hasta miedo pero sentir el viento en mi cara me ha permitido disfrutar. Parecía como si verdaderamente tras el camino hubiese dejado peso allí y viviese más liviana.

Sentimientos contradictorios que me han llevado a la aceptación de que por mucho que quieras remar contra corriente o a favor del viento siempre habrá un recodo en el rio, una marea inesperada o simplemente una calma chicha para que el barco no navegue por dónde pensabas. De pronto lo que estás viviendo, lo que estás sintiendo te da una perspectiva distinta de ti misma, dejas de ser la que conocías y te conviertes en alguien que piensa en colores lo que antes era gris, que siente que no tiene años vividos sino años por vivir.

Y sientes que todo está en su sitio, aunque en muchas de las ocasiones este sitio sea un cajón de sastre lleno de desorden y comienzas a entender que es maravilloso sentirse como Alicia en el jardín, sin saber que taza usar ni con que baraja vas a tener que jugar la próxima partida. Y recuerdas un sueño de hace meses y te das cuenta que hoy tienes la respuesta de lo que te quería decir el hombrecillo vestido de colores brillantes y reconoces en el puente que cruzaste en aquel otro sueño el que tienes hoy frente a ti. Y sabes que la mano que se te está extendiendo para que te sientas segura no es más que tu fuerza interior floreciendo y dando fruto.

Y vuelvo a sentir miedo a la enfermedad y al fracaso pero de pronto una risa compartida hace tambalear esa nube negra y los patines vuelven a llevarme en volandas. Y vuelvo a sentir miedo, soy muy pequeña ante el futuro que no se conoce y que no se conocerá porque cuando llega deja de ser futuro y es presente; pero, también de pronto, una frase dicha en el momento oportuno toma un significado intenso y brillante y te reflejas en el espejo sin verte porque las almas no tienen imagen, ni edad, ni necesitan tiempo ni espacio para ser.

Todo eso ha sido Marzo, que empezó en Navarra y acabará en unas horas dejándome 646 horas intensas: horas de médicos, horas de estudio y de examen, horas llorar y de reír. En estas horas me he sonrojado, me he enfadado y me he ilusionado. He añorado muchísimo. He compartido, he sido egoísta. He tenido problemas que he resuelto, he tenido problemas que no tienen solución. He sentido que la fuerza de la gravedad que ejerce la madre tierra es algo más que un concepto que se estudia en clase de física: es energía viva que me conecta de una manera mágica a todos y cada uno de los seres que habéis estado junto a mí estos días.




39 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
Post: Blog2_Post
bottom of page