Casi ocho meses después vuelvo. Y si bien digo que vuelvo tengo que aclarar que no soy ni parecida a la que estuvo. En estos meses ha habido dÃas muy difÃciles, dificilÃsimos. Ha habido muchos dÃas llenos de emoción intensa. He llorado por lo que llevaba guardado dentro sin querer sacar y he reÃdo sacando fuera mil momentos felices.
Mi meta, tan lejana en febrero, ayer la crucé. He terminado un curso duro de estudiar por la materia en el papel y por mi materia gris que andaba desentrenada, desorientada y desordenada. Pero he podido completarlo y completarme. Ahora ya soy lo que dice un tÃtulo. ¿Eso soy? ¿Lo que está encuadrado en una cartulina? Hoy voy a intentar descubrir quién soy ahora. Quizás nunca puedas ser lo que se puede escribir en un papel. La de ayer es distinta a la que en unas horas comenzará a caminar. Y esa será totalmente diferente a la que en una semana haga el trayecto de vuelta. Quizás mi desorden sea lo que debe escribirse en mi certificado. Quizás ahora caminando por sendas marcadas durante siglos comprenda que lo que quiero certificar no se puede escribir blanco sobre negro porque está hecho de suspiros, de bocanadas de aire al gritar, de susurros de palabras no oidas pero sentidas y del ruido de las carcajadas.